Estamos por finalizar este mes de enero, y no desistamos de leer la Biblia todos los días para terminarla en un año. Así experimentaremos un crecimiento espiritual y fortalecimiento emocional.
Oremos antes de leer la Biblia:
Padre Celestial, gracias por este nuevo día que me das, por proveerme de todo lo necesario, tanto física como espiritualmente. Te pido, Señor, que ocupes el primer lugar en mi vida. En el nombre de Cristo Jesús, amén.
Hoy vamos a leer la Biblia:
- Antiguo Testamento: Éxodo 21 y 22
- Nuevo Testamento: Mateo 18:21-35
Al finalizar la lectura, reflexionemos en la Palabra de Dios respondiendo estas tres preguntas:
1. ¿Hay algo que deba creer?
- En Éxodo 21 y 22, debemos creer en la justicia de Dios y en Su interés por regular una convivencia justa entre las personas. Estos capítulos muestran cómo Dios valora la igualdad, la restauración y la responsabilidad en nuestras acciones.
- En Mateo 18:21-35, debemos creer en la inmensa misericordia de Dios, quien nos perdona una deuda que jamás podríamos pagar, y en Su llamado a que perdonemos a otros de la misma manera. La parábola del siervo nos enseña que el perdón es esencial en la vida cristiana.
2. ¿Hay algo que deba sentir?
- En Éxodo 21 y 22, debemos sentir gratitud por los principios de justicia y compasión que Dios estableció para proteger a los más vulnerables, como esclavos, extranjeros y pobres. Esto nos invita a cultivar un corazón justo y compasivo.
- En Mateo 18:21-35, debemos sentir humildad y gratitud por el perdón que hemos recibido de nuestras deudas espirituales. También debemos desarrollar compasión hacia los demás, recordando que todos necesitamos la misericordia de Dios.
3. ¿Hay algo que deba hacer?
- En Éxodo 21 y 22, debemos practicar la justicia en nuestras relaciones diarias, proteger a los más débiles, reparar cualquier daño que hayamos causado y tratar a los demás con integridad.
- En Mateo 18:21-35, debemos perdonar de corazón a quienes nos han ofendido, siguiendo el ejemplo de Dios. Jesús nos enseña que el perdón no es opcional, sino un mandato, porque nosotros mismos hemos sido perdonados.
Conclusión:
La lectura de hoy nos recuerda que nuestro Dios es justo y misericordioso. Nos llama a actuar con integridad, compasión y a perdonar a quienes nos han ofendido, reconociendo que también nosotros hemos recibido Su gracia y perdón.
Oración final:
Padre, perdóname por las veces en que no he tratado a los demás con respeto. Te ruego que me ayudes a perdonar a las personas que me han dañado de alguna manera, ya sea física, emocional o espiritual. Sé que si no perdono, me estanco y dejo de recibir Tus bendiciones. Padre Celestial, también te pido que sanes mi cuerpo de cualquier enfermedad física, dolencia o malestar. Confío en Ti, Señor. En el nombre de Cristo Jesús, amén.
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