Éxodo 19-20: El cuidado y las leyes de Dios
En el libro de Éxodo, capítulos 19 y 20, encontramos un hermoso recordatorio del amor protector de Dios hacia Su pueblo.
Éxodo 19:4 dice:
"Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí."
Aquí, Dios recuerda a Su pueblo, Israel, cómo los liberó de Egipto, usando la metáfora de las águilas que llevan a sus crías sobre sus alas para protegerlas y enseñarles a volar. Este pasaje nos muestra que Dios nos guía y protege con amor y fuerza, rescatándonos del pecado (representado por Egipto) para tener una relación cercana con Él.
Dios les dice además:
"Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes y gente santa." (Éxodo 19:6).
El término "santo" significa "apartado para Dios", una invitación a vivir en comunión especial con Él.
En Éxodo 20, Dios entrega los Diez Mandamientos, los principios fundamentales para vivir bajo Su voluntad. Entre ellos, destacan dos mandamientos con promesa:
Éxodo 20:6: "Y que hago misericordia a millares a los que me aman y guardan mis mandamientos."
Si amamos a Dios, guardaremos sus mandamientos, y Él derramará Su misericordia sobre nosotros.Éxodo 20:12: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da."
Este mandamiento nos recuerda la importancia de respetar y honrar a nuestros padres, prometiendo una vida larga y llena de bendiciones.
Todos los mandamientos son para nuestro bien, pero estos nos muestran el amor de Dios hacia nosotros y la importancia de vivir en obediencia y gratitud.
Mateo 18: Lecciones del Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, reflexionamos en Mateo 18:1-20, donde Jesús nos enseña lecciones profundas sobre el corazón que debemos tener.
En Mateo 18:3, Jesús dice:
"De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos."
Jesús no habla de volvernos literalmente niños, sino de adoptar las cualidades de los niños:
- Humildad: No se consideran superiores a los demás.
- Dependencia: Confían plenamente en quienes los cuidan, como debemos confiar en Dios.
- Sinceridad y pureza: Son transparentes y no actúan con malicia.
Para entrar al reino de los cielos, debemos tener un corazón humilde, confiado y puro, dejando atrás el orgullo, la autosuficiencia y las complicaciones humanas, acercándonos a Dios con sinceridad.
Preguntas de reflexión
¿Hay algún pecado que deba dejar?
Sí, dejar de tener otros dioses o inclinarme a ellos. Solo Dios es el único verdadero. También evitar pecados como el asesinato (que incluye palabras hirientes), la envidia o el robo, recordando que podemos robar sueños, tiempo y oportunidades a otros.¿Hay alguna promesa que deba hacer?
Prometer que Jehová será el único Dios verdadero en mi vida y amarlo como Él me ama. También honrar siempre a mis padres.¿Hay algún ejemplo que deba seguir?
Sí, el ejemplo de Jesús, quien dijo:
"Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos." (Mateo 18:20).
Reunirnos con hermanos en la fe y apoyarnos en oración por las necesidades de otros.¿Hay algún mandamiento que deba obedecer?
Amar a Dios con toda mi alma, mente y corazón.¿Hay alguna actitud que deba cambiar?
Sí, el orgullo, la autosuficiencia y las complicaciones humanas.¿Hay algo por lo que debo estar agradecido?
Sí, porque Dios me rescató de Egipto (el pecado) y me hizo libre para vivir en comunión con Él.
Conclusión
Dios nos llama a vivir en humildad, obediencia y amor. Sus mandamientos no son gravosos, sino un regalo que nos guía a una vida plena y bendecida.
Oración final
Señor, primero quiero pedirte perdón por mis pecados. Perdóname si he puesto a otros ídolos, como el dinero o el trabajo, por encima de Ti. Quiero que seas el primero en mi corazón. También perdóname si he herido a alguien con mis palabras o actitudes.
Te pido por nuestros hijos, que podamos ser un ejemplo para ellos, mostrándoles cómo honrar a sus padres al vernos honrar a los nuestros.
Gracias por Tu amor, por liberarnos del pecado y por darnos una relación especial contigo. Ayúdame a vivir con humildad, obediencia y gratitud. Quiero amarte con todo mi corazón y honrarte con mi vida.
En el nombre de Cristo Jesús Amén.
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