"Reflexión del 27 Enero: Su Amor Protector"

 




Éxodo 19-20: El cuidado y las leyes de Dios

En el libro de Éxodo, capítulos 19 y 20, encontramos un hermoso recordatorio del amor protector de Dios hacia Su pueblo.

Éxodo 19:4 dice:
"Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí."

Aquí, Dios recuerda a Su pueblo, Israel, cómo los liberó de Egipto, usando la metáfora de las águilas que llevan a sus crías sobre sus alas para protegerlas y enseñarles a volar. Este pasaje nos muestra que Dios nos guía y protege con amor y fuerza, rescatándonos del pecado (representado por Egipto) para tener una relación cercana con Él.

Dios les dice además:
"Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes y gente santa." (Éxodo 19:6).
El término "santo" significa "apartado para Dios", una invitación a vivir en comunión especial con Él.

En Éxodo 20, Dios entrega los Diez Mandamientos, los principios fundamentales para vivir bajo Su voluntad. Entre ellos, destacan dos mandamientos con promesa:

  1. Éxodo 20:6: "Y que hago misericordia a millares a los que me aman y guardan mis mandamientos."
    Si amamos a Dios, guardaremos sus mandamientos, y Él derramará Su misericordia sobre nosotros.

  2. Éxodo 20:12: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da."
    Este mandamiento nos recuerda la importancia de respetar y honrar a nuestros padres, prometiendo una vida larga y llena de bendiciones.

Todos los mandamientos son para nuestro bien, pero estos nos muestran el amor de Dios hacia nosotros y la importancia de vivir en obediencia y gratitud.


Mateo 18: Lecciones del Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento, reflexionamos en Mateo 18:1-20, donde Jesús nos enseña lecciones profundas sobre el corazón que debemos tener.

En Mateo 18:3, Jesús dice:
"De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos."

Jesús no habla de volvernos literalmente niños, sino de adoptar las cualidades de los niños:

  • Humildad: No se consideran superiores a los demás.
  • Dependencia: Confían plenamente en quienes los cuidan, como debemos confiar en Dios.
  • Sinceridad y pureza: Son transparentes y no actúan con malicia.

Para entrar al reino de los cielos, debemos tener un corazón humilde, confiado y puro, dejando atrás el orgullo, la autosuficiencia y las complicaciones humanas, acercándonos a Dios con sinceridad.


Preguntas de reflexión

  1. ¿Hay algún pecado que deba dejar?
    Sí, dejar de tener otros dioses o inclinarme a ellos. Solo Dios es el único verdadero. También evitar pecados como el asesinato (que incluye palabras hirientes), la envidia o el robo, recordando que podemos robar sueños, tiempo y oportunidades a otros.

  2. ¿Hay alguna promesa que deba hacer?
    Prometer que Jehová será el único Dios verdadero en mi vida y amarlo como Él me ama. También honrar siempre a mis padres.

  3. ¿Hay algún ejemplo que deba seguir?
    Sí, el ejemplo de Jesús, quien dijo:
    "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos." (Mateo 18:20).
    Reunirnos con hermanos en la fe y apoyarnos en oración por las necesidades de otros.

  4. ¿Hay algún mandamiento que deba obedecer?
    Amar a Dios con toda mi alma, mente y corazón.

  5. ¿Hay alguna actitud que deba cambiar?
    Sí, el orgullo, la autosuficiencia y las complicaciones humanas.

  6. ¿Hay algo por lo que debo estar agradecido?
    Sí, porque Dios me rescató de Egipto (el pecado) y me hizo libre para vivir en comunión con Él.


Conclusión

Dios nos llama a vivir en humildad, obediencia y amor. Sus mandamientos no son gravosos, sino un regalo que nos guía a una vida plena y bendecida.


Oración final

Señor, primero quiero pedirte perdón por mis pecados. Perdóname si he puesto a otros ídolos, como el dinero o el trabajo, por encima de Ti. Quiero que seas el primero en mi corazón. También perdóname si he herido a alguien con mis palabras o actitudes.

Te pido por nuestros hijos, que podamos ser un ejemplo para ellos, mostrándoles cómo honrar a sus padres al vernos honrar a los nuestros.

Gracias por Tu amor, por liberarnos del pecado y por darnos una relación especial contigo. Ayúdame a vivir con humildad, obediencia y gratitud. Quiero amarte con todo mi corazón y honrarte con mi vida.

En el nombre de Cristo Jesús Amén.

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