Reflexión sobre Éxodo 16-18 y Mateo 17
Gracias a Dios por un día más de vida que nos regala. Demos gracias por sus maravillas y disfrutemos de todas sus bendiciones. Ahora que nos disponemos a leer las Sagradas Escrituras, pedimos, Señor, que nos des inteligencia para comprender tus enseñanzas y sabiduría para aplicarlas a nuestra vida. En el nombre de Cristo Jesús, Amén.
Éxodo 16
Dios proveyó maná para su pueblo cada día. Sin embargo, el viernes les mandaba recoger una doble porción para que pudieran descansar el día de reposo.
Éxodo 17
De la peña de Horeb brotó agua cuando el pueblo tuvo sed. También vemos cómo Moisés levantaba sus manos mientras Josué dirigía al ejército en la batalla contra Amalec, y cuando sus manos se cansaban, Aarón y Hur lo apoyaban para que no cayeran.
Éxodo 18
Jetro, suegro de Moisés, le aconsejó delegar responsabilidades para no agotarse. Moisés escuchó y siguió su sabio consejo.
Mateo 17
Jesús tomó a Pedro, Jacobo y Juan a un monte alto, donde se transfiguró ante ellos. Allí hablaron Moisés y Elías con Él. Luego, una voz desde la nube dijo:
"Este es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento: a Él oíd."
Jesús también enseñó que con fe, aunque sea del tamaño de un grano de mostaza, podríamos mover montañas, representando los obstáculos en nuestra vida. Pero además, nos recordó la importancia de la oración y el ayuno para mantenernos en comunión con Dios.
Reflexión
¿Qué me enseña acerca de Dios?
En Éxodo 16, vemos que Dios siempre está atento a nuestras necesidades. Incluso cuando el pueblo murmuraba, Él les proveyó maná y carne todos los días. Esto me recuerda que, aunque a veces dudemos o no pidamos con fe, Dios sigue siendo fiel y amoroso.
En Mateo 17, Jesús nos muestra que si tenemos fe, nada nos será imposible. Las montañas representan problemas u obstáculos en nuestra vida, y superarlos requiere fe, oración y una relación constante con Dios.¿Qué me enseña acerca de mí mismo?
En Éxodo 16, aprendemos que debemos vivir día a día, confiando en que Dios proveerá lo necesario. No debemos preocuparnos por el futuro, sino descansar en Su fidelidad. También nos enseña la importancia del descanso: cuidar nuestro cuerpo y espíritu es parte del plan de Dios.
En Éxodo 17, el pueblo de Israel dudó de la presencia de Dios a pesar de los milagros que veían diariamente. Esto me recuerda que no debo dejar que mis problemas me hagan olvidar que Dios está conmigo en todo momento.
En Éxodo 18, Moisés escuchó el consejo de Jethro, su suegro. Esto me enseña a ser humilde y rodearme de personas sabias que puedan guiarme en momentos de dificultad.
En Mateo 17, la falta de fe de los discípulos me recuerda que debo fortalecer mi confianza en Dios y buscarlo con oración y ayuno, especialmente en los momentos más difíciles.¿Qué me enseña acerca de las personas y el mundo a mi alrededor?
Las personas, como el pueblo de Israel, a menudo murmuran incluso cuando reciben bendiciones. A veces nos cuesta reconocer todo lo bueno que Dios nos da porque nos enfocamos en lo que nos falta.
En Éxodo 17, el apoyo de Aarón y Hur a Moisés nos muestra la importancia de trabajar en equipo y apoyarnos mutuamente en oración. Cuando no podemos más, es valioso tener personas sabias y amorosas que nos ayuden a mantenernos firmes.
En Éxodo 18, vemos que Dios usa a personas a nuestro alrededor, como Jethro, para aconsejarnos y guiarnos. Por eso, debemos pedirle a Dios que nos rodee de personas sabias y de buen corazón.
En Mateo 17, los discípulos fueron testigos de la transfiguración de Jesús. Esto me enseña que Dios revela Su gloria a quienes están cerca de Él y se mantienen atentos a Su voz.
Conclusión
En nuestra vida enfrentaremos desafíos, obstáculos y pruebas. Pero si nos mantenemos en comunión con Dios, rodeados de personas sabias y amorosas que nos apoyen y aconsejen, podremos superar cualquier dificultad. Dios proveerá lo necesario y nos dará la victoria. Así, con fe y obediencia, recibiremos la corona de vida que Él ha preparado para nosotros.
Oración Final
Gracias, Señor, por esta hermosa enseñanza que me has dado hoy. Perdóname por los momentos en que he dudado de tu presencia, murmurado o dejado de agradecer tus bendiciones. Perdona también si alguien ha acudido a mí en busca de ayuda y no he hecho lo que debía. Ayúdame, Señor, a ser más como Tú cada día. Aumenta mi fe para ser una bendición para quienes me rodean. En el nombre de Cristo Jesús, Amén.
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