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16 de febrero – Continuamos con nuestro objetivo de leer la Biblia todos los días siguiendo el plan de lectura anual. Hoy corresponde la lectura en el Antiguo Testamento, en Levítico capítulo 25, y en el Nuevo Testamento, Mateo 27:57-66.
Antes de leer las Escrituras, oremos:
Amado Padre Celestial, gracias por este nuevo día. Gracias por tu cuidado y provisión. Te ruego, Señor, que me capacites para que todo lo que haga hoy esté dentro de tu gracia y provisión. En Cristo Jesús. Amén.
Levítico 25 relata cómo Dios ordenó que cada séptimo año la tierra no fuera cultivada ni sembrada. Lo que creciera espontáneamente debía quedar para los pobres, los esclavos, los extranjeros y los animales (Levítico 25:4-7).
Este era un tiempo en el que los israelitas debían confiar en la provisión de Dios sin trabajar la tierra. Además, durante el año del jubileo (cada 50 años), los esclavos israelitas eran liberados y las tierras regresaban a sus dueños originales (Levítico 25:10).
El pueblo de Israel pertenece a Dios, y Él es el verdadero dueño de la tierra. Este principio subraya la importancia de la justicia social, la misericordia y la confianza en la provisión divina. Dios llama a su pueblo a actuar con compasión y equidad, recordándoles que ellos mismos fueron redimidos de la esclavitud en Egipto.
El jubileo y el año sabático son muy importantes porque cuando la tierra descansa, se recuperan los nutrientes del suelo, lo que ayuda a mantener su fertilidad y asegurar cosechas futuras. La sobreexplotación de la tierra puede agotarla y hacerla menos productiva con el tiempo. Permitirle descansar evita la degradación y promueve un ecosistema más saludable.
En la Biblia, el descanso de la tierra no solo era una práctica agrícola, sino también un acto de fe. Dios prometió proveer lo suficiente para que el pueblo no pasara necesidad durante el año sabático (Levítico 25:20-22). Durante este tiempo, lo que la tierra producía de forma natural estaba disponible para todos, incluidos los pobres y los extranjeros. Era una forma de promover la equidad y la solidaridad.
Hoy en día, esta idea sigue vigente en la agricultura moderna, con prácticas como la rotación de cultivos y los períodos de barbecho, que buscan el descanso de la tierra para mantener su productividad a largo plazo. Dios cuida de todo y de todos. En la Biblia, vemos cómo Él provee para toda la creación, desde la naturaleza hasta cada ser humano.
📚 Mateo 6:26 nos recuerda: "Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?"
Dios muestra su cuidado a través de la provisión, la protección y el amor incondicional. Así como se ocupa de la tierra y los animales, también vela por cada detalle de nuestra vida. 💛🙏
Cuando confiamos en Él, aprendemos a descansar en su voluntad y a vivir con paz, sabiendo que siempre tiene el control.
Tener un año sabático sería muy beneficioso para todos. Aunque ya no seguimos exactamente las prácticas de Levítico 25, el principio del descanso sigue siendo importante para nuestra salud física, mental y espiritual.
Un tiempo de descanso ayuda a recargar energías, reflexionar sobre la vida y reenfocar nuestras metas. Nos recuerda que no todo depende de nuestro esfuerzo, sino que Dios provee y cuida de nosotros. La sobreexplotación de los recursos causa problemas ambientales, y permitir que la tierra descanse ayuda a restaurarla. Un descanso también da más tiempo para la familia, los amigos y el crecimiento espiritual.
Si bien no siempre es posible tomar un año entero de descanso, sí podemos aplicar este principio tomando tiempos de pausa, evitando la sobrecarga de trabajo y confiando en la provisión de Dios. Se puede aprovechar este tiempo para fortalecer la relación con Él, encontrar paz y renovar el espíritu. Leer libros como Una vida con propósito de Rick Warren o El poder de la oración eficaz de Charles Spurgeon puede ser de gran ayuda.
Escuchar música cristiana también es una forma poderosa de conectar con Dios y disfrutar de tiempos de alabanza. Caminar, admirar la creación, orar al aire libre y reflexionar sobre la grandeza de Dios permite sentir su presencia de una manera más tangible.
📚 Salmo 19:1 nos dice: "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos."
Si no es posible tomarse un año sabático, se pueden hacer pequeños retiros espirituales diarios, donde se recargue el alma y se recuerde que Dios está en cada detalle. Aun en casa, leyendo la Biblia, orando y escuchando música cristiana, se alimenta el espíritu y se fortalece la fe.
Lo importante no es cuánto tiempo se dedique a esto, sino la conexión y la intención con la que se hace. Dios ve el corazón y ese deseo de estar cerca de Él. La paz que Dios da no solo llena a quien la recibe, sino que también impacta a quienes lo rodean.
📚 Isaías 26:3 dice: "Tú guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado."
La familia sentirá esa tranquilidad, y eso ayudará a que todos estén mejor. También se podrán dar mejores consejos, lo cual es señal de que Dios guía las palabras y usa la vida de cada persona para bendecir a otros.
Confiar en Dios y dejar que Él haga la obra es clave. En lugar de intentar cambiar a los demás con palabras, es mejor hacerlo con el ejemplo, con paz, oración y una conexión diaria con Él.
📚 1 Pedro 3:1-2 dice: "Ganen a sus esposos para Cristo sin palabras, con su conducta pura y respetuosa."
No es con regaños ni discusiones, sino con amor, paciencia y la presencia de Dios en el corazón. 🙏💛
La tristeza que se siente al verlos nerviosos y de mal carácter se transforma en plenitud. Y aunque siempre falta más, Dios seguirá perfeccionando la obra en cada una de nuestras vidas. Como dice Filipenses 1:6: "El que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús." 🙏
En Mateo 27:57-66, se narra el entierro de Jesús y las medidas tomadas por los líderes religiosos para evitar que alguien robara su cuerpo y afirmara que había resucitado. José de Arimatea (un miembro del concilio que había sido discípulo secreto de Jesús) se acerca a Pilato para pedir el cuerpo de Jesús. Después de recibirlo, lo coloca en un sepulcro nuevo que él había preparado para sí mismo, cumpliendo así las escrituras que hablaban del sacrificio de Jesús. La profecía de Isaías 53:9 fue escrita alrededor del siglo VIII a.C., aproximadamente 700 años antes del sacrificio de Jesús. En ese versículo, Isaías dice que el Mesías sería enterrado en una tumba de ricos, lo que se cumplió cuando José de Arimatea, un hombre rico, ofreció su propio sepulcro para el entierro de Jesús.
Este tipo de profecía detallada muestra cómo, a lo largo de la historia, Dios ya había planeado y anunciado el sacrificio de su Hijo, demostrando su soberanía y el cumplimiento de sus promesas a lo largo del tiempo. ¡Es impresionante cómo todas estas profecías se cumplen en la vida y obra de Jesús! Este acto de honor y respeto muestra la devoción de José a Jesús, a pesar del riesgo y la desaprobación que podría enfrentar.
La tumba es sellada con una gran piedra, y los guardias romanos son apostados en la entrada para asegurar que nadie intente robar el cuerpo de Jesús. Los líderes religiosos temían que los discípulos de Jesús pudieran robarlo y luego proclamar que había resucitado, lo que podría hacer que la gente siguiera aún más a Jesús.
Este pasaje subraya la certeza de la muerte de Jesús. Los detalles del entierro y la guardia que se puso en la tumba refuerzan la seguridad de que Jesús realmente murió y que su resurrección sería un evento que desbordaría toda lógica humana, no algo que pudiera ser explicado como un robo o engaño.
Este acontecimiento también prepara el escenario para la resurrección de Jesús, que demostrará su poder sobre la muerte y la veracidad de su misión redentora. Los intentos de los líderes religiosos de prevenir el "engaño" de la resurrección de Jesús solo subrayan la grandeza del milagro que se estaba por llevar a cabo.
Este pasaje nos recuerda la fidelidad de Dios en cumplir sus promesas, incluso cuando parecía que todo estaba perdido.
Preguntas para reflexionar:
¿Cómo aplicarlo en mi relación con Dios? Aplicar estos principios en nuestra relación con Dios implica reconocer su soberanía y provisión. Al igual que el pueblo de Israel debía confiar en Dios para su sustento durante el año sabático, nosotros también debemos aprender a descansar en Su voluntad, confiando en que Él proveerá lo que necesitamos. El año sabático y el jubileo nos recuerdan la importancia de descansar en Dios, sin depender únicamente de nuestro esfuerzo y trabajo. Además, así como Dios fue fiel en cumplir las profecías y en enviar a Jesús para nuestra salvación, debemos también confiar en Su fidelidad en nuestras vidas.
¿Cómo aplicarlo en mi relación con los creyentes? En nuestra relación con otros creyentes, el principio del descanso sabático y la provisión de Dios nos invita a actuar con compasión, misericordia y solidaridad. Debemos ser sensibles a las necesidades de los demás y compartir lo que Dios nos ha dado, tal como se hacía en el tiempo de los sabáticos, donde se permitía que los pobres, los extranjeros y los esclavos comieran de lo que la tierra producía de forma natural. También podemos aprender a respetar los tiempos de descanso espiritual y físico de nuestros hermanos, entendiendo que no todo depende del esfuerzo humano, sino que Dios está en control.
¿Cómo aplicarlo en mi relación con los no-creyentes? Con los no-creyentes, podemos aplicar el principio de confiar en Dios y compartir Su amor incondicional a través de nuestras acciones. A través de nuestra vida y comportamiento, podemos demostrar que no vivimos bajo la presión de tener que hacerlo todo por nuestras propias fuerzas, sino que descansamos en la provisión divina. El principio del descanso y la equidad del sabático puede ser un testimonio poderoso para aquellos que no conocen a Dios, mostrándoles que el amor de Dios no solo se trata de nuestros esfuerzos, sino de confiar en que Él es quien provee, cuida y guía nuestras vidas.
Oración final:
Señor, gracias por tu palabra que nos guía y fortalece. Ayúdanos a aplicar estos principios de descanso y confianza en tu provisión en nuestras vidas. Que podamos descansar en tu paz y vivir con la seguridad de que tú estás en control. En el nombre de Jesús, amén.
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