El Amor de Dios y el Sacrificio de Jesúscrito Reflexion del 14 de Febrero




"Continuamos leyendo la Biblia todos los días con el plan de lectura anual. La lectura de hoy 14 de febrero corresponde a: 

Levítico 21-22 en el Antiguo Testamento y

 Mateo 27:1-32 en el Nuevo Testamento.

Antes de comenzar, hagamos una oración de gratitud:

Señor, Padre Eterno, gracias por tu inmenso amor y por haber dado a tu único Hijo para que no nos perdamos, sino que tengamos vida eterna. Gracias porque cada día nos demuestras tu amor de maneras innumerables. Elevo esta oración de gratitud en el nombre de tu Hijo amado. Amén."


Levítico 21-22: La Santidad del Sacerdocio y la Pureza de los Sacrificios

En Levítico 21, Dios establece la santidad que deben tener los sacerdotes y la necesidad de mantener un estándar elevado en su servicio. Como mediadores entre Dios y el pueblo, su vida debía ser un reflejo de reverencia y obediencia.

Los sacerdotes del Antiguo Testamento eran una sombra de lo que Jesús vino a cumplir perfectamente. Ahora, en Cristo, todos los creyentes somos sacerdotes ante Dios, como declara 1 Pedro 2:9:

"Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable."

Hoy, como creyentes en Cristo, podemos:

Acceder directamente a Dios – No necesitamos intermediarios humanos, podemos orar y tener comunión con Dios (Hebreos 4:16).
Ofrecer sacrificios espirituales – No de animales, sino de alabanza, buenas obras y entrega a Dios (Romanos 12:1, Hebreos 13:15).
Interceder por otros – Como los sacerdotes oraban por el pueblo, nosotros podemos orar por los demás (1 Timoteo 2:1).
Predicar y enseñar – Como sacerdotes, tenemos la responsabilidad de compartir el evangelio y guiar a otros a Dios (Mateo 28:19-20).

En Levítico 22, Dios enfatiza la importancia de la pureza y la calidad de los sacrificios. Solo se podían ofrecer animales sin defecto (Levítico 22:17-25), y los sacerdotes debían estar en estado de pureza ritual para comer de las ofrendas sagradas.

Este principio sigue vigente espiritualmente: Dios es santo y sigue siendo santo. Nuestra vida debe ser una ofrenda pura para Él. No debemos ofrecerle lo "defectuoso" de nuestra vida, sino lo mejor de nuestro corazón, nuestra obediencia y nuestra adoración.


Mateo 27:1-32: La Pasión de Cristo y la Profecía Cumplida

En Mateo 27:1-32, vemos los últimos momentos de Jesús antes de la crucifixión. Judas, al ver que Jesús es condenado, se llena de remordimiento y devuelve las 30 monedas de plata, pero los sacerdotes no las aceptan. En su desesperación, Judas se ahorca.

Este evento cumple la profecía anunciada alrededor de 500-600 años antes de Cristo, mencionada en Zacarías 11:12-13 y Jeremías 32:6-9. Mateo lo confirma:

"Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: 'Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel; y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor'." (Mateo 27:9-10).

Luego, Jesús es llevado ante Pilato. Aunque Pilato reconoce su inocencia, cede a la presión del pueblo y lo entrega para ser crucificado. La multitud elige liberar a Barrabás en lugar de Jesús, mostrando cómo el pecado y la injusticia distorsionan el juicio humano.

Jesús es azotado, burlado por los soldados romanos, coronado con espinas y llevado al Gólgota para su crucifixión. Su sufrimiento refleja el amor y la obediencia con la que entregó su vida por la humanidad.


Reflexión y Preguntas para Meditar

  1. ¿Qué me enseña este pasaje acerca de Dios?

    • Su amor y su fidelidad para cumplir su plan de redención.
    • Su santidad y justicia, que demandan un sacrificio puro.
  2. ¿Qué me enseña acerca de mí mismo?

    • La importancia de la obediencia y la pureza en mi vida.
    • La necesidad de confiar en el sacrificio de Cristo para mi salvación.
  3. ¿Qué me enseña acerca de las personas y el mundo a mi alrededor?

    • Que la humanidad, sin Dios, es propensa a la injusticia y la traición.
    • Que muchos pueden rechazar a Jesús, pero su sacrificio sigue siendo el camino a la salvación.

Oración Final

Señor, en este momento quiero pedirte perdón por las veces que te he traicionado, queriendo vivir a mi manera y no conforme a tus enseñanzas. También perdóname si alguna vez no te he reconocido por falta de fe. Perdóname, Señor, si no me he apartado del pecado. Me arrepiento, Señor, de todo este mal. Perdóname y restaurame. Gracias por tu amor demostrado en la cruz. Ayúdame a vivir en santidad, a ofrecerte lo mejor de mi vida y a anunciar tu Evangelio con fidelidad. Que cada día recuerde que soy parte de tu real sacerdocio y que mi vida refleje tu luz. En el nombre de Jesús, amén.






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