✨ Regresa a Casa: Reflexiones y Oración por los que se Han Alejado de Dios

 


📖 Lectura del 26 de marzo

Josué 15–17 | Lucas 3

Hay momentos en los que podemos sentirnos lejos de Dios o ver a seres queridos que han tomado distancia de la fe. Las lecturas de hoy nos hablan de promesas cumplidas, de la necesidad de una obediencia firme y del llamado urgente al arrepentimiento y a la renovación del corazón. Así como el pueblo de Israel recibió su herencia y Juan el Bautista preparó el camino para Jesús, también nosotros somos llamados a recibir lo que Dios ha prometido y a preparar nuestro corazón para su presencia.

Este mensaje también se extiende a aquellos que se han alejado: Dios no los ha olvidado. Como el padre del hijo pródigo, Él espera con los brazos abiertos, dispuesto a sanar, restaurar y renovar.

🙏 Oración por los que se han apartado de Dios

Señor amado,
Tú que eres luz en medio de la oscuridad y refugio para el alma cansada,
hoy elevo mi voz por aquellos que se han apartado de Ti.
Tú conoces sus corazones, sus heridas, sus dudas y sus luchas.
Tú los esperas con ternura, como el Padre que corre al encuentro del hijo que vuelve.

Te pido, Señor, que les hables en lo profundo del corazón,
por medio de pensamientos, recuerdos o personas que pongas en su camino.
Hazles saber que nunca han estado solos,
que Tu amor permanece intacto.
Abrázalos, Señor, con tu misericordia.

Rompe toda cadena que los aleja de tu presencia:
el orgullo, la culpa o el dolor que los mantiene distantes.
Hazles sentir tu paz, esa que sobrepasa todo entendimiento
y que solo Tú puedes dar.

Llena su corazón de un anhelo profundo por Ti,
que vuelvan a su primer amor
y descubran la plenitud y el propósito que solo Tú puedes ofrecer.

Gracias, Señor, porque no dejas de amar,
ni de llamar,
ni de restaurar.

En el nombre de tu Hijo amado,
Amén.

📘 Conclusión de la Lectura – Josué 15–17 | Lucas 3

En Josué 15, 16 y 17, vemos cómo el pueblo de Israel comienza a recibir la repartición de la tierra prometida, conforme a la voluntad de Dios. Cada tribu recibe su herencia, pero también enfrenta el desafío de conquistar completamente lo que se les ha entregado. Esto nos recuerda que, aunque Dios nos da promesas, muchas veces debemos actuar con fe, valentía y perseverancia para poseerlas plenamente.

El ejemplo de Caleb destaca por su espíritu firme y su confianza en Dios. A pesar de su edad, pidió la tierra prometida creyendo que, con la ayuda del Señor, podría conquistarla. En contraste, algunas tribus no expulsaron completamente a los cananeos, lo cual tuvo consecuencias más adelante. Esto nos enseña la importancia de obedecer completamente, sin dejar “puertas abiertas” que puedan perjudicarnos después.

En Lucas 3, Juan el Bautista aparece como una voz profética que llama al arrepentimiento. Su mensaje no es solo espiritual, sino profundamente práctico: comparte, actúa con justicia, no abuses del poder. Juan prepara el camino para Jesús, quien vendrá a bautizar no solo con agua, sino con el Espíritu Santo y fuego. Esta lectura nos recuerda que el arrepentimiento genuino se traduce en un cambio de vida y en frutos visibles.

Además, al final del capítulo, encontramos la genealogía de Jesús (Lucas 3:23–38). A diferencia de Mateo, que comienza con Abraham, Lucas retrocede hasta Adán, concluyendo con esta poderosa afirmación:

“…hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.”
(Lucas 3:38)

Esto nos recuerda que Jesús vino no solo para salvar a Israel, sino a toda la humanidad. Él es el segundo Adán, el restaurador del vínculo entre Dios y el hombre. Su venida representa una nueva oportunidad de vida para todos nosotros, sin importar nuestra historia. Dios no se ha olvidado de sus hijos, y a través de Jesús, nos ofrece el camino de regreso a casa.

💡 Reflexión final

La herencia de Dios ya ha sido establecida para nosotros: vida eterna, perdón, propósito y dirección. Pero debemos tomarla con decisión, como Caleb, y no conformarnos con una obediencia a medias.

La voz de Juan nos recuerda que es momento de volver al Señor, de preparar el corazón, y de vivir una fe que transforme nuestras acciones.

📝 Aplicación práctica

1. ¿Qué me enseña acerca de Dios?
Que Dios es fiel y justo. Cumple sus promesas y desea una relación profunda con sus hijos. Él no quiere solo obediencia externa, sino corazones rendidos y transformados por su Espíritu.

2. ¿Qué me enseña acerca de mí mismo?
Que tengo una responsabilidad activa ante las promesas de Dios. Debo caminar con fe, obedecer con decisión y examinar mi vida para que mi arrepentimiento se vea reflejado en mis actos diarios.

3. ¿Qué me enseña acerca de las personas y el mundo a mi alrededor?
Que muchos viven alejados de Dios o con promesas sin conquistar por falta de decisión o temor. El mundo necesita personas que, como Juan, proclamen la verdad con amor, llamen al arrepentimiento, y vivan con justicia, compasión y coherencia.

🙏 Oración Final

Señor,
gracias por tu Palabra, que es lámpara a mis pies y luz en mi camino.
Gracias porque, como a Israel, también a mí me has dado una herencia espiritual.
Dame un corazón valiente como el de Caleb,
que crea, camine y conquiste lo que Tú has prometido.

Ayúdame a preparar mi corazón para Ti cada día,
a vivir con frutos visibles, con humildad, justicia y verdad.
Que mi vida sea una voz que te anuncie,
y un reflejo de tu amor en este mundo que tanto te necesita.

Te entrego mi vida, mis decisiones y mi llamado.
Obra en mí y a través de mí,
en el nombre de Jesús,
Amén.

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