🙌 Agradecimiento por la Vida y la Salud
Orar a Dios por agradecimiento por la vida y la salud es una de las expresiones más puras de fe, humildad y amor.
Cuando damos gracias por lo más básico —respirar, caminar, vivir un nuevo día— estamos reconociendo que nada nos pertenece por derecho. Todo es un regalo inmerecido de Dios. No todos despiertan, no todos pueden levantarse… y nosotros sí.
📝 “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”
— 1 Tesalonicenses 5:18
Agradecer transforma el corazón. Nos libra de la queja, del orgullo, del olvido espiritual.
🙏 Oración de Agradecimiento
Señor, gracias por el regalo de la vida. Gracias porque aunque no todo es perfecto, hoy respiro, camino y tengo la oportunidad de ver tu gloria un día más. Gracias por mi salud, por mis fuerzas, por cada latido de mi corazón. Que nunca me falte un corazón agradecido. En el nombre de Cristo Jesús, Amén.
📖 Lecturas del día: 1 Samuel 27, 28, 29 y Lucas 15:11–32
📘 1 Samuel 27 – Cuando el miedo toma decisiones
David, cansado de huir, se refugia en tierra filistea sin consultar a Dios. Sus decisiones no nacen de la fe, sino del miedo y el agotamiento.
❗ Este capítulo no menciona oración, altar ni dirección divina.
Aunque encontró un momento de “paz”, era una paz frágil, lejos del corazón de Dios.
🧠 Enseñanza:
Incluso los más fieles pueden desviarse cuando dejan de buscar la guía de Dios.
🔥 Aplicación:
¿Estás tomando decisiones importantes sin orar? ¿Has buscado seguridad en “tierra de filisteos”?
Vuelve al altar. No tomes decisiones sin Dios.
📘 1 Samuel 28 – Cuando el silencio de Dios nos pone a prueba
Saúl, desesperado por la falta de respuesta divina, acude a una médium, desobedeciendo abiertamente a Dios.
🔥 “La rebelión es como pecado de adivinación…”
— 1 Samuel 15:23
El corazón alejado de Dios termina buscando respuestas en lugares prohibidos.
⚠️ Advertencia espiritual:
-
El silencio de Dios no es excusa para rebelarnos.
-
Si Dios guarda silencio, es momento de arrepentirse, no de buscar fuera de Su voluntad.
📘 1 Samuel 29 – Dios interviene cuando fallamos
David, al borde de pelear contra su propio pueblo, es rechazado por los príncipes filisteos. Fue Dios quien lo libró de una decisión desastrosa.
✨ Lo que parecía rechazo, fue misericordia disfrazada.
🧠 Enseñanza:
Aun cuando nos equivocamos, Dios sigue siendo fiel. Él nos libra incluso de nuestras propias malas decisiones.
📘 Lucas 15:11–32 – El Padre que espera y restaura
La parábola del hijo pródigo revela el corazón del Padre:
-
Dios permite que nos alejemos, pero siempre nos espera.
-
El pecado destruye, pero el arrepentimiento restaura.
-
El hijo mayor muestra el peligro del orgullo religioso.
-
Dios ama a ambos: al que se va y al que se queda con el corazón endurecido.
💝 “Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre…” (v. 20)
💬 Reflexión Final
Dios no se cansa de esperar, aunque nosotros nos cansemos de buscarlo.
Dios restaura, guía, protege, incluso cuando tú y yo fallamos.
Agradecer la vida, reconocer el error, volver al altar, y correr de regreso al Padre: eso es vivir la fe verdadera.
🙏 Oración Final: “Señor, tráeme de vuelta a Tu voluntad”
Señor, muchas veces, como David, he tomado decisiones por temor y cansancio, sin consultar tu voluntad. Me he refugiado en lugares donde no me llamaste, buscando soluciones humanas a problemas que solo tú puedes resolver. Perdóname por confiar más en mi astucia que en tu guía, y por alejarme de tu presencia cuando más necesitaba escucharte.
También, como Saúl, he vivido momentos de silencio espiritual… y en vez de esperar en Ti con humildad, he buscado respuestas fuera de tu voluntad. Líbrame de todo engaño, de toda desesperación que me haga mirar a lo prohibido. Que nunca busque luz en la oscuridad. Enséñame a esperar, a confiar, a obedecer incluso cuando no entiendo.
Gracias porque, como con David, tú intervienes para evitar que me destruya con mis propias decisiones. Tú cierras puertas, cambias caminos y me rescatas aun cuando no lo merezco. Tu fidelidad no falla, aunque yo falle.
Y como el hijo pródigo, reconozco que me he alejado. He despreciado tu casa, he menospreciado tu amor, y he intentado vivir por mi cuenta. Pero tú, Padre, nunca me dejaste de esperar. Gracias por correr hacia mí cuando regreso, por vestirme con tu perdón, por restaurarme con tu abrazo.
Hoy decido volver a Ti con todo mi corazón. No quiero seguir en tierra extraña, ni con hambre espiritual, ni con un corazón endurecido. Quiero vivir en tu casa, bajo tu voz, en tu voluntad.
Tráeme de vuelta, Señor.
Guíame cuando no sepa qué hacer.
Sostenme cuando tenga miedo.
Y recuérdame siempre que soy tu hijo(a), y que no hay lugar más seguro que tu presencia.En el nombre de tu Hijo amado Jesucristo, Amén.
Comentarios
Publicar un comentario