Oración para iniciar la lectura de la Biblia hoy 2 de Samuel 17, 18 y Lucas 19: 29-48
"Amado Señor, me acerco a Tu Palabra con un corazón cargado de sentimientos encontrados: dolor, enojo, tristeza, pero también hambre de Ti.
Tú conoces cada herida que llevo, cada pensamiento que me ha dolido y cada silencio que he guardado. No vengo pretendiendo estar bien; vengo como estoy, necesitada de Tu consuelo y Tu guía.
Te pido, Señor, que mientras abro la Biblia hoy, Tu Espíritu Santo me hable con amor y corrección, que me llene de luz donde hay confusión, de paz donde hay enojo, de perdón donde hay resentimiento, y de esperanza donde hay dolor.
Háblame, Señor, porque quiero escucharte. Restaura en mí un corazón firme, limpio y sensible a Tu voz. Que Tu Palabra hoy me lave, me fortalezca y me enseñe el camino de vida que Tú quieres para mí.
Gracias porque estás siempre cerca, aun cuando me siento lejos. Te entrego esta lectura, mis pensamientos, mis emociones y mi futuro. Haz Tu obra en mí, Señor.
En el nombre de Jesús, Amén."
Reflexión de la lectura
📖 2 Samuel 17
En este capítulo vemos cómo Dios protege a David en medio de la traición de su propio hijo Absalón y las intrigas de los consejeros. Aunque el plan de Ahitofel parecía perfecto, Dios confundió los consejos para preservar a David.
Conclusión: Aunque las circunstancias parezcan favorables a los enemigos, Dios tiene la última palabra. Él frustra los planes de los impíos y protege a los suyos de maneras invisibles. Podemos confiar en que el consejo de Dios siempre prevalecerá.
📖 2 Samuel 18
Se narra la batalla decisiva entre el ejército de David y el de Absalón. Aunque David amaba profundamente a su hijo, Absalón murió por su rebelión. David llora amargamente su pérdida.
Conclusión: El pecado y la rebelión siempre traen dolor. El amor no puede evitar las consecuencias de nuestras decisiones. Dios, como David, llora por los hijos perdidos y anhela el arrepentimiento y la vida.
📖 Lucas 19:29–48
Jesús entra triunfante a Jerusalén montado en un burrito, en un acto humilde pero poderoso que cumple las profecías. Llora por Jerusalén al ver su rechazo, y purifica el templo de los mercaderes.
Conclusión: Cristo es el Rey que vino en humildad y compasión. Su llanto sobre Jerusalén muestra su corazón quebrantado por quienes no reconocieron su tiempo de salvación. La purificación del templo nos recuerda que somos llamados a ser templos vivos: casas de oración limpias para Dios.
Oración final
"Amado Señor, hoy te agradezco por Tu Palabra que me enseña, corrige y fortalece.
Gracias porque me recuerdas que Tu consejo siempre prevalece sobre los planes humanos, que aunque haya traición o engaño en el mundo, Tu fidelidad es inquebrantable. Confío en que Tú eres mi protector y que Tu voluntad se cumplirá en mi vida.
Reconozco que el pecado trae dolor y que apartarse de Ti solo lleva a la ruina. Ayúdame a mantenerme fiel, a caminar en obediencia y a no endurecer mi corazón.
Hoy contemplo a Jesús entrando en Jerusalén, llorando por aquellos que no reconocieron su día de salvación. Purifícame, Señor; hazme Tu templo, que Tu Espíritu Santo more en mí y transforme todo mi ser.
Sigue obrando en mí, Señor. Te entrego mi mente, mi corazón y todo lo que soy.
En el nombre precioso de Jesús, Amén."
"¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (— 1 Corintios 3:16)
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