✨ Rendirme a Ti, no a mi forma de adorarte

 





Hay momentos en los que el alma no necesita más ruido, sino rendición. Hoy, antes de abrir la Biblia, hago una pausa sagrada para reconocer que no puedo seguir a Dios con mis propias fuerzas. Necesito Su gracia, Su guía y Su poder obrando en mí.

Este no es un día cualquiera, es una oportunidad para consagrarme una vez más, para declarar que mi deseo más profundo no es impresionar a Dios con actos religiosos, sino caminar con Él en verdad y humildad.

Hoy, presento mi corazón tal como está: con anhelos sinceros, con batallas internas, pero con la esperanza viva de que Él me moldeará conforme a Su propósito. Que esta lectura no sea solo información, sino transformación. Que cada palabra penetre hasta lo más profundo de mi ser y me alinee con Su voluntad.


🙏 Oración de consagración sincera

Señor amado,
Tú conoces mi corazón más que yo misma. Tú sabes que hay en mí un deseo de vivir para Ti, de consagrarme, de apartarme de lo que me estorba.

No quiero hacer promesas que no pueda cumplir, pero sí quiero decirte esto:
Te entrego este deseo. Te lo confieso. Ayúdame.

Si esto que siento viene de Ti, confírmamelo con Tu paz. Y si quieres que viva como una nazarea —apartada, sensible, obediente—, entonces llévame por ese camino con Tu gracia, no con mis fuerzas.

No quiero impresionarte. Quiero conocerte.
No quiero prometerte algo para sentirme digna. Quiero rendirme porque Tú me amaste primero.

Y si tropiezo, levántame. Pero no me dejes soltar lo que hoy te entrego.

En el nombre de Jesús, Amén.


🗓 Devocional – 18 de Mayo
📖 Lecturas según el plan anual:
2 Reyes 16–17; Juan 5:25–47


🕊 2 Reyes 16

En 2 Reyes 16 encontramos la historia del rey Acaz, un hombre que se apartó deliberadamente de los caminos de Dios. En lugar de confiar en el Señor durante el peligro, buscó ayuda en el rey de Asiria y adoptó sus prácticas paganas. No solo imitó las costumbres del mundo, sino que introdujo la idolatría en el mismo templo de Dios, deshonrando la santidad del lugar destinado a Su presencia.

La enseñanza profunda de este capítulo nos confronta con una pregunta directa:
¿Qué altares estamos levantando en lugar del altar del Señor?

A veces, como Acaz, podemos dejarnos influenciar por lo que funciona en el mundo, por lo que parece más práctico, moderno o aceptado. Pero cuando el corazón se desvía de la obediencia a Dios, aún nuestras soluciones más astutas terminan esclavizándonos.

Acaz no consultó a Dios. Cambió la adoración verdadera por una apariencia de religiosidad acomodada a su conveniencia.
Nos recuerda que no se trata de adorar “a nuestra manera”, sino de rendirnos a la voluntad de Dios, aunque no siempre sea popular o fácil.


🕊 Juan 5:25–47

En este pasaje, Jesús hace una declaración poderosa y profunda:

“Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán.” (Juan 5:25)

Él no hablaba solo de los muertos físicamente, sino también de los espiritualmente muertos: personas atrapadas en la religión, en el pecado, en la incredulidad… y es Su voz la única que puede resucitar lo que está muerto por dentro.

Más adelante, Jesús declara que toda autoridad le ha sido dada por el Padre, y que un día todos compareceremos ante Él. Pero a pesar de estas afirmaciones, los líderes religiosos no creyeron en Él, aunque conocían las Escrituras.

Y aquí está una de las enseñanzas más confrontantes:
Puedes conocer la Biblia, y aun así rechazar a Jesús.

Jesús les dice claramente:

“Escudriñáis las Escrituras, porque pensáis que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida.” (Juan 5:39–40)

La lección es clara: no basta con leer la Biblia, necesitamos ir a Cristo. La Escritura es el mapa, pero Jesús es el destino. Podemos ser expertos en teología, y estar perdidos si no nos rendimos a Él.

También nos habla del testimonio: el del Padre, el de Juan el Bautista, el de las obras de Jesús, y de la propia Palabra. Todos apuntan a lo mismo: que Jesús es el Hijo de Dios, digno de ser creído, seguido y adorado.


🙏 Oración final del devocional

Señor Jesús,
Gracias porque cuando el mundo iba directo hacia su destrucción, Tú viniste a traer vida.
Gracias porque en medio de mi necedad, Tu voz sigue llamándome.
Hoy reconozco que sin Ti estaría perdida, y que sin Tu gracia no podría sostenerme.

Enséñame a no conformarme con religiosidad vacía.
Líbrame de adorar a mi manera, y ayúdame a rendirme como Tú mereces.
Hazme sensible a Tu voz, obediente a Tu Palabra, y dispuesta a vivir como una hija consagrada a Ti.

Gracias por tu paciencia, por tu verdad, y por levantarme cuando tropiezo.
Hoy te pertenezco, Señor. Que así sea cada día.

En el nombre de Jesús, Amén.

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