"La Lucha entre el Orgullo y la Obediencia: Lectura del 23 de Enero"



Iniciamos este día con gratitud y confianza en Dios

Hoy comenzamos agradecidos con Dios por darnos refugio y abrigo en este día de frío invernal. Reconocemos sus múltiples bendiciones y pedimos inteligencia para comprender su Palabra y sabiduría para administrar los recursos que nos da. Todo esto lo pedimos en el nombre de su Hijo Jesucristo. Amén.

Lectura del día

El plan de lectura de la Biblia en un año nos lleva hoy al segundo libro de la Biblia, Éxodo, capítulos 7, 8 y 9, y en el Nuevo Testamento, al libro de Mateo, capítulo 15, versículos del 1 al 20. Si no tienes una Biblia a la mano, puedes leer estos pasajes aquí.

Después de la lectura, reflexionaremos respondiendo algunas preguntas importantes para aplicar las enseñanzas de estos textos a nuestra vida.


Reflexión Bíblica

1. El faraón y el pueblo de Israel
En los capítulos 7, 8 y 9 de Éxodo, el faraón representa el orgullo y la rebeldía contra Dios. Su corazón endurecido simboliza la resistencia humana a someterse a la voluntad divina. Aunque fue testigo de las señales y plagas, rechazó reconocer la soberanía de Dios.

El faraón también representa a quienes ejercen dominio injusto y buscan mantener a otros en esclavitud, ya sea física o espiritual. Es una figura de los sistemas o personas que obstaculizan la libertad que Dios desea para su pueblo.

Por otro lado, el pueblo de Israel representa a todos nosotros: aquellos a quienes Dios ha llamado para ser libres y vivir conforme a su propósito. A través de Israel, Dios demuestra su poder, fidelidad y capacidad de liberarnos del pecado, la opresión y la idolatría. El pueblo nos recuerda que Dios escucha nuestras oraciones y cumple sus promesas, incluso en medio del sufrimiento.

2. Moisés y Aarón
Moisés y Aarón representan a los instrumentos de Dios, llamados a actuar con obediencia y fe. En un sentido simbólico, Moisés prefigura a Cristo, quien libera a la humanidad de la esclavitud del pecado. Así como Moisés guió al pueblo hacia la libertad, Jesús nos guía hacia la salvación eterna.

3. Los escribas y fariseos
En Mateo 15:1-20, los escribas y fariseos representan a las personas que priorizan las tradiciones humanas por encima de la relación con Dios. Su enfoque en las reglas externas, como lavarse las manos ceremonialmente, ignora las cuestiones más importantes del corazón.
Jesús nos enseña que lo más importante no es lo externo, sino lo que hay en el corazón. Lo que contamina al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella, porque esto revela lo que hay en su interior.


Preguntas para reflexionar

¿Hay algún pecado que deba dejar?

  • La desobediencia y el endurecimiento del corazón, como el faraón.
  • La hipocresía, como los fariseos, que honraban a Dios solo con palabras y no con el corazón.
  • Aferrarnos a tradiciones humanas que contradicen los mandamientos de Dios.

¿Hay alguna promesa que deba hacer?

  • Comprometernos a obedecer a Dios y confiar en su poder para cumplir sus promesas, como lo mostró al liberar a Israel.
  • Honrar a Dios con un corazón limpio y sincero, no solo con actos externos o palabras vacías.

¿Hay algún ejemplo que deba seguir?

  • La fe y la obediencia de Moisés y Aarón, quienes actuaron según las instrucciones de Dios a pesar de las dificultades.
  • El ejemplo de Jesús, que enseñó la importancia de un corazón puro por encima de las tradiciones externas.

¿Hay algún mandamiento que deba obedecer?

  • Escuchar la voz de Dios a través de la lectura de la Biblia y reconocer su autoridad.
  • Honrar a nuestros padres, como Jesús recordó a los fariseos.
  • Cuidar nuestras intenciones y pensamientos para tener un corazón limpio.

¿Hay alguna actitud que deba cambiar?

  • Dejar el orgullo y la terquedad, como el faraón, y optar por la humildad y el arrepentimiento.
  • Dejar de juzgar a los demás y reflexionar en nuestra propia vida, eliminando lo que estorba en nuestro corazón.

¿Hay algo por lo que debo estar agradecido?

  • Agradecer a Dios por su paciencia y misericordia.
  • Dar gracias por las oportunidades que nos da para arrepentirnos y por su poder para liberarnos.
  • Agradecer porque Dios ve el corazón y no las apariencias externas, mostrándonos cómo vivir con pureza interior.

Oración

Padre mío, quiero pedirte perdón por mi terquedad, mi hipocresía y mi corazón endurecido. Perdóname, Señor, y transforma mi corazón de piedra en uno de carne, puro y limpio. Ayúdame a honrar a mis padres y a no juzgar ni lastimar a los demás con palabras hirientes.

Deseo eliminar el orgullo de mi vida y, en su lugar, ser puro y humilde de corazón para ser aceptado por Ti. Gracias, Dios mío, por tu paciencia y permitirme ser un instrumento de luz en tus manos. Te lo pido en el nombre de Cristo. Amén.

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