✨ Devocional 20 de Junio
📖 Lectura:
Antiguo Testamento: Nehemías 1–3;
Nuevo Testamento: Hechos 2:1–21
Hoy me acerco a la Palabra con un corazón dispuesto a soltar preocupaciones y abrazar confianza.
Cada día trae su carga, pero también su provisión.
Y quiero recordar que no estoy sola: Dios va delante de mí, detrás de mí y a mi lado.
Su Palabra es lámpara, consuelo y dirección para cada decisión que necesito tomar.
🙏 Oración antes de la lectura
Señor amado,
Hoy vengo con el alma en calma, lista para escucharte.
Abre mis ojos, mi mente y mi corazón a lo que quieras enseñarme.
Haz que esta lectura no solo me informe… sino que me transforme.
En el nombre de Jesús, amén.
🕊️ Nehemías 1: Quebranto y clamor
Nehemías no era sacerdote ni profeta; era copero del rey, un servidor en tierra extranjera.
Pero al escuchar sobre la ruina de Jerusalén, su corazón se quebró.
No se excusó por la distancia ni se justificó por su posición cómoda. Lloró… y oró.
El liderazgo espiritual genuino no empieza con hacer, sino con sentir y orar.
Antes de mover personas, Nehemías movió el cielo con su clamor. Reconoció el pecado de su pueblo —y el suyo—, y se humilló ante Dios.
Nehemías nos recuerda que la verdadera compasión nos lleva a la intercesión.
Dios pone grandes cargas sobre corazones dispuestos, no sobre agendas humanas.
🕊️ Nehemías 2: Sabiduría con fe
Después de orar, Nehemías actuó con fe.
Su tristeza fue tan visible, que el rey le preguntó qué le pasaba. Y en ese momento, Nehemías supo responder con sabiduría.
Dios usó a un rey extranjero para respaldar una obra divina.
El copero se volvió restaurador. Y cuando llegó a Jerusalén, no habló apresuradamente: observó, discernió… y luego animó al pueblo a reconstruir.
Esta parte nos enseña que la preparación en secreto precede a la misión pública, y que Dios honra los planes que nacen en oración.
🧱 Nehemías 3: Cada quien en su parte del muro
Aunque al principio Nehemías llegó solo, no reconstruyó el muro solo.
Nehemías 3 no es solo una lista de nombres: es un testimonio de unidad.
Cada quien tomó su lugar y trabajó en el tramo que le correspondía:
-
🔹 Sacerdotes, orfebres, comerciantes…
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🔹 Hasta las hijas de líderes pusieron manos a la obra.
-
🔹 Algunos nobles no quisieron colaborar… pero la obra no se detuvo.
Enseñanza clave:
No tienes que hacer todo, pero sí tu parte.
Tal vez no predicas, pero puedes animar.
Tal vez no lideras, pero puedes interceder.
Tal vez tu parte parece pequeña… pero sin ti, el muro no está completo.
🔥 Hechos 2: Espíritu Santo y testimonio
“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne…”
(Hechos 2:17)
En este capítulo ocurre el nacimiento visible de la Iglesia.
Los discípulos estaban juntos, orando, expectantes.
Y vino el Espíritu Santo… con poder, con fuego, con dirección.
El mismo Pedro que negó a Jesús, ahora se levanta con valentía y proclama a voz abierta que Jesús es el Mesías.
Ya no se ocultan: ahora testifican.
El Espíritu no se derramó sobre los perfectos, sino sobre los disponibles.
Enseñanzas del pasaje:
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Dios cumple lo que promete.
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El Espíritu se derrama sobre todos: hijos e hijas, jóvenes y ancianos.
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Nos da palabras cuando no sabemos qué decir, y poder cuando tenemos miedo.
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Hoy sigue siendo cierto: “todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo”.
Dios busca personas disponibles, no perfectas.
Copero o comerciante, sacerdote o joven, mujer o anciano…
Cuando el corazón se quebranta y se dispone, Dios hace la obra.
Nehemías nos enseña a interceder, a planear y a actuar con discernimiento.
El libro de Hechos nos recuerda que no es en nuestras fuerzas, sino con el poder del Espíritu.
¿Y tú?
¿Estás construyendo tu parte del muro?
¿Estás esperando en oración lo que Dios prometió?
¿Estás dispuesto a hablar cuando Dios ponga las palabras?
🙏 Oración final
Señor mío y Dios mío,
Gracias por recordarme hoy que tú buscas corazones dispuestos, no títulos ni talentos.
Gracias porque me invitas a ser parte de la reconstrucción, aun si mi parte es pequeña.
Llena mi vida de tu Espíritu, como hiciste con tus discípulos.
Dame el valor de Nehemías, la unidad del pueblo, y el fuego del Pentecostés.
Ayúdame a soltar el desánimo, a hacer mi parte con fidelidad,
y a proclamar con mi vida que Jesús es el Señor.
En el nombre de Cristo Jesús,
Amén.
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