VELAD Y ORAD SIN CESAR


                    Colaboración de la Hna. Azucena Medina


VELAD Y ORAD SIN CESAR

 

Durante la última semana de su ministerio terrenal, el Señor Jesús enseñó a sus discípulos en Lucas 21:36: "Velad, pues, orando en todo tiempo, para que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre."

 

Hoy en día vivimos en una época en la cual las cosas están en conmoción, en la que las personas sufren, están preocupadas, sienten temor y se sienten solas. Cada persona es conocida por el Señor, él está al tanto de nuestras preocupaciones, angustias y nos ama de manera entrañable, personal y profunda, y para siempre.

 

Oremos, todas las personas en todos los países del mundo, como enseñó Cristo a sus discípulos, con fe; oremos por nuestro país y por sus gobernantes, ya que los países de nuestro planeta necesitan guía e inspiración divina para alcanzar la paz, por medio de Nuestro Señor Jesucristo.

 

La mejor manera de ayudar en la actual situación mundial es que todas las personas confíen plenamente en Dios y vuelvan sus corazones hacia él por medio de la oración sincera, con fe, buscando la inspiración de los cielos para perseverar y conquistar lo que nos aguarda. Será nuestra manera más segura y fiable de avanzar con seguridad en tiempos difíciles.

 

El Señor Jesús nos enseñó a orar directamente a nuestro Padre celestial. Oremos siempre, oremos por nuestra familia, por los líderes de las naciones, oremos por el medio ambiente, oremos por todo en todo momento. Cristo nos enseñó a no poner límites al orar por las personas.

 

En Mateo 5:44-48 dice: "Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que ultrajan y os persiguen."

 

En Lucas 23:34, cuando el Señor Jesús murió en la cruz del calvario por nuestros pecados, él nos enseñó con el ejemplo al orar: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen."

 

Cuando oramos por quienes consideramos nuestros enemigos, demostramos nuestra fe en Dios, de que puede transformar nuestro corazón y el de los demás, ya que, al ser adoptados como hijos de Dios, él nos oye y contesta nuestras peticiones en su tiempo, y podemos acudir a él en busca de ayuda y así marcar una diferencia positiva en el mundo.

 

Comprometámonos a orar en nuestras habitaciones, en nuestras actividades cotidianas, en cualquier lugar, con nuestro corazón.

 

La oración sincera cambia nuestra vida, y así podemos mejorar y ayudar a otras personas a hacer lo mismo.

 

En Santiago 5:16 dice: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho."

 

El mundo nos puede parecer abrumador, pero si oramos y pedimos a nuestro Padre Celestial que nos guíe y nos bendiga, y no solo a nosotros sino también a nuestras familias y al prójimo, tendiendo nuestra mano con amor, como dice en Lucas 21:36: "Velad y orad en todo tiempo". Recibiremos paz, consuelo y oportunidades.

 

Nuestras oraciones de fe en Dios, en el nombre de su Hijo Amado, son muy necesarias. Recordemos y agradezcamos el poder de nuestras oraciones.

 

En el nombre de Jesucristo, Amén y Amén.


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